viernes, 14 de agosto de 2009

13/08/2009 Cloud computing y servicios web ¿seguros?

"Su concepto de refugio de datos es bueno pero tiene limitaciones importantes. ¿Qué pasaría si el gobierno de Filipinas corta su cable? ¿O si el buen sultán cambia de opinión, decide nacionalizar todos sus ordenadores y leer todos los discos? Lo que se precisa no es UN refugio de datos sino una RED de refugios de datos; es más robusto, de la misma forma que Internet es más robusta que una única máquina. Firmado El Almirante Isoroku Yamamoto"

Supongo que algunos habéis reconocido ese mensaje dirigido a randy@tombstone.epiphyte.com, uno de los personajes de Criptonomicón (1999), la célebre novela de Neal Stephenson. Otros lo habréis recordado ahora, no es que tengáis mala memoria, es que la obra es tan extensa como buena. Para los que os siga sin sonar la obra, apuntadla como pendiente si no os asusta la lectura densa, a cambio tendréis buenas dosis de humor e ironía inteligente.

Una de las tramas de Criptonomicón gira alrededor del objetivo de la empresa de Randy de montar un paraíso electrónico, similar a un servicio en Internet, donde se asegurará la privacidad y el anonimato de los datos fuera del alcance de gobiernos y terceros: la Cripta. Por descontado no aparece en la obra ninguna referencia al esnobismo de actualidad, pero es una de las muchas cosas que se me vienen a la cabeza cuando se habla de seguridad en la nube o cloud computing.

Por ejemplo, el tema que preocupaba al almirante Isokuro Yamamoto está vigente cuando se tratan aspectos del cloud computing relativos al hospedaje de los datos, su regulación y legislación aplicada dependiendo de la localización geográfica de los servidores que sustentan el servicio, así como aspectos relacionados con la integridad, disponibilidad, o recuperación en caso de desastre.

Otros de los puntos del cloud computing que suele ser motivo de discusión está relacionado con la privacidad y el anonimato, asunto que forma parte del eje central de Criptonomicón con múltiples referencias a la criptografía y que en la novela llevan a niveles de mucha mayor exigencia que en las soluciones actuales en la nube, que básicamente se preocupan en proporcionar seguridad web estándar extremo a extremo. En la Cripta tus datos viajan y se almacenan de forma cifrada, de forma que ni el proveedor del servicio puede tener acceso a ellos, e incluso se abordan temas como el anonimato en las transacciones.

Hay otro aspecto fundamental de la seguridad que no suele ser objeto de las discusiones bizantinas sobre la nueva generación de servicios en la nube: la autenticación. Es un tema muy trillado en seguridad, y que de momento se suele salvar en los servicios generales basados en cloud computing con el mecanismo más básico: usuario y contraseña de toda la vida.

El acudir a este sistema tan simple de autenticación tiene cierto sentido si tenemos en cuenta que una de las ventajas del concepto de los servicios para masas basados en la nube es la posibilidad de acceder a tus datos y aplicaciones en cualquier momento, desde cualquier lugar, desde cualquier dispositivo. Tu correo, tus documentos, tu agenda, tus bases de datos... desde el puesto de trabajo, el ordenador de casa, desde el móvil en la playa, desde cualquier cosa que tenga navegador y conexión a Internet. Ello implica que el sistema de autenticación debe ser global y estándar, aplicable por cualquiera en cualquier dispositivo. No, de momento no puedes meter tu eDNI en el iPhone, y en todo caso sería sólo aplicable por los españoles que dispongan de él, no es una solución global.

En Criptonomicón, durante una demo a posibles inversores de Epiphyte Corp, la solución era: "Yo puedo escribir el mejor software criptográfico del mundo, pero sería inútil a menos que haya un buen sistema para verificar 1a identidad del usuario. ¿Cómo sabe el ordenador que tú eres tú? Las claves son muy fáciles de averiguar, robar u olvidar. El ordenador debe saber algo sobre ti que sea tan único como las huellas digitales. Básicamente debe mirar alguna parte de tu cuerpo, como por ejemplo la disposición de vasos sanguíneos en la retina o el sonido distintivo de tu voz, y compararlo con los valores almacenados en su memoria. Ese tipo de tecnología se llama biométrica. Epiphyte Corp. dispone de uno de los más importantes expertos en biométrica del mundo: el doctor Eberhard Föhr, que escribió el que se considera el mejor programa de reconocimiento de escritura manual del mundo. Ahora mismo tenemos reconocimiento de voz, pero el código es totalmente modular, así que lo podríamos cambiar por otro sistema, como un lector de la geometría de la mano. El cliente puede elegir."

Tal vez en el futuro veamos un despliegue masivo de soluciones biométricas como factor de autenticación complementario al usuario y contraseña, ya es usual ver lectores de huellas en algunos ordenadores portátiles, y también se están produciendo movimientos más que interesantes en la telefonía móvil: reconocimiento de caras (vFace), del iris (OKI Iris Recognition Technology for Mobile Terminals), terminales con pantalla táctil que pueden leer las huellas (Asus M53), y diversas tecnologías de reconocimiento de voz.

Mientras tanto parece que no nos quedará más remedio que seguir con los usuarios y contraseñas en los servicios web para masas desplegados en la nube, más expuestos a sufrir ataques que en cualquier otro servicio que utilice este mecanismo de autenticación. Si alguien quiere forzar el usuario y contraseña de inicio de tu ordenador, o el pin de tu móvil, requiere acceso físico (los potenciales atacantes se reducen a las pocas personas que te rodean), si bien cualquiera puede probar a adivinar tu contraseña de correo web (el usuario es público, está en tu dirección de correo, y el servicio espera que te puedas conectar desde cualquier lugar del mundo). Eso sin hablar de la cantidad de malware especializado en robar credenciales de autenticación web.

Así que la próxima vez que accedas a tu cuenta en Gmail pregúntate quién más está viendo tu correspondencia, tal vez entonces te animes a cambiar la contraseña regularmente. Hasta el más pintado se puede llevar un disgusto, que se lo digan a Dan Kaminsky.

FUENTE: HISPASEC.COM

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